miércoles, 15 de junio de 2011

Seducción


¿Por qué no me muestras el camino?- indagué seductora.
Levantaste la mano con tu dedo índice en alto, tan ridículo como inesperado, y me señalaste el sur mientras retrocedías dos pasos.
Caminé como autómata, sin voltear, recuerdo que tenía la boca abierta por el asombro, la próxima vez que te encontré fui más directa.
Si aquella vez hubieses aceptado mi insinuación con agrado no estarías ahora amordazado bajo mi cama.