Y allí fueron, padre e hijo de la mano, felices e ilusionados.
Pensé que traerían un perro o un gato, hasta un perico esperaba... pero no esto.
Cada vez que mi hijo se acerca con la caja vidriada para mostrármela como duerme, come o se mueve; una sístole se detiene, la diástole me suena aflautada y el corazón me queda chueco.
Desde ese día tengo sueños recurrentes: me despierto con la mascota en la cara y la mano me queda chica para aplastarla, quedando luego, sólo un manojo de patas.
6 comentarios:
A los críos les gustan los bichos.
Un beso.
El mayor sueño de los niños son animales raros y exóticos, pienso que les puede abrir la imaginación...
saludos
Huy, todo menos una tarántula...! Abrazos amiga
Los niños tienen la genialidad de ser impredecibles, habrá que tenerlo en cuenta en el futuro y ponerles el límite, o quizás no ¿?
Besos y buen finde
Ahahaaaaaaaaaa! Acabo de descubrir este rinconcito tuyo,que parecia escondido! Ahora mismo ya me quedo.
Se me hace raro el diseño de este blog, comparado con las llamas infernales.
Un beso guapa
¿cómo pude no darme cuenta antes?
gracias por los ocmentarios amigos!
Musa no dije nada porque recien estoy comenzando con esto de los micro y mis letras están con batita y chupete!
PERO GRACIAS POR PASAR AMIGA
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