Con las manos en la cintura miraba sin poder creer.
¡Tanto tiempo de esfuerzo, de soportar a esa gente vaga, de caminar bajo el sol o la lluvia controlando las cosechas!... para que ahora el granizo y el viento destruyeran el ochenta por ciento de su trabajo.
Todas las plantas y frutas destruidas. Hizo un cálculo mental de cuanto le costaría este bajón económico a su billetera.
Antes de retirarse ordenó a las mujeres que gimoteaban cerca que primero recogieran los frutos que se salvaran, y luego enterraran al par de campesinos muertos durante la tormenta.
11 comentarios:
Y lo triste es que todavía suceden estas cosas.
Buen giro final, Diana.
Un beso.
gracias Torcuato,
un abrazo
Que terrible realidad, así lo contaste, así es verdad. ¿Qué importa más? Lo repito, que cruel realidad.
Un abrazo inmenso amiga.
Duelen ver las noticias de esclavitud en el campo.
gracias por pasar Mimosa!
un saludo amiga
Contundentemente realista. Triste.
Un abarzo, Diana.
gracias por pasar Rivero!
un abrazo
Siglos enteros de servidumbre, en los que la billetera ha ordenado a los sentimientos. Al fin y al cabo...la naturaleza toma de cuando en cuando su revancha.
Besos grandes.
Es una lástima
no se donde vives pero aca en mendoza pasa a menudo.
Saludos!.
gracias por pasar Ana!!
desvariadalrracional soy santiagueña, y esto es una realidad de todos los días!
saludos
Lamentable pérdida.
Un saludo,
Ángel
gracias por pasar Angel!
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