viernes, 28 de enero de 2011

mujer


Ya no importaba la muerte en el pecho de su compañero, ahora dolía el hambre en sus hijos.
No alcanzaba el día para lavar ropa ajena o limpiar otras casas y al llegar la noche con la fatiga como hernia en la espalda, regresaba pensando en que su muerte era un abandono encubierto, que los había dejado solos a merced de las inclemencias de la vida.
Esa noche tomó el infierno que brillaba bajo el filo de la noche y lo apoyó largo rato sobre el antebrazo, justo por encima de las venas que latían crueles, pensando en que un corte la sacaría de su infierno.
Pero el llanto de su niño pudo más, guardó el brillo filoso para otro momento de flaqueza y jugó a ser, una vez más, mujer, madre, superheroe, maga y diosa valiente.

sábado, 22 de enero de 2011

La vida


Avanzas, creces.
Inventas nuevas rutinas, colores, miradas, vidas.
Todo lo nuevo es bienvenido en un intento desesperado por no mirar lo que se acerca.
Cada mañana, abrir los ojos es una aventura, la promesa de un minuto, de una hora, tal vez de una noche más. Desde que te lo diagnosticaron te duele tu sangre contaminada, pero no por eso bajaras el rostro, el amanecer está para admirarlo con la frente en alto. Y la vida para recorrerla con el corazón bombeando fuerte.
¡Y pensar que antes de saber el resultado de ese análisis, para vos, la vida no era otra cosa que transitar sin novedades!

sábado, 15 de enero de 2011

La tormenta


Con las manos en la cintura miraba sin poder creer.
¡Tanto tiempo de esfuerzo, de soportar a esa gente vaga, de caminar bajo el sol o la lluvia controlando las cosechas!... para que ahora el granizo y el viento destruyeran el ochenta por ciento de su trabajo.
Todas las plantas y frutas destruidas. Hizo un cálculo mental de cuanto le costaría este bajón económico a su billetera.
Antes de retirarse ordenó a las mujeres que gimoteaban cerca que primero recogieran los frutos que se salvaran, y luego enterraran al par de campesinos muertos durante la tormenta.

sábado, 8 de enero de 2011

no me tientes

Esconderé mis pupilas al sonoro efecto de tu descomunal belleza. No me permitiré tocarte, no contaminaré tu esencia, dialogaré con tu sombra y le sustraeré pequeños oscuros para embellecer la mía. Dame la milésima parte de tu perfección, dejala en una hoja de parra junto a mi ventana, no quiero acercarme y pedirte parte de tu ritual erótico de jugadas salvajes.
No podré resistirme.
No podré.
Si te miro de nuevo, si te huelo otra vez, beberé de tu yugular sin que tengas tiempo de espantarte. Tengo el don del silencio, la frescura de la anestesia. No te acerques y permiteme alejarme.

jueves, 6 de enero de 2011

de incógnito

Corrí porque necesitaba verlo. Sentir que aun vivía y que lo hacía por mi.
Un mes sin él, escondí mi culpa por no haberlo extrañado y sonreí hasta con las amigdalas.
Cuando entré estaba recostado mirando la luna mas al escucharme corrió a mi encuentro, saltando de contento, adivinando el corazón que no lo había olvidado nunca.
Cuando mis padres entraron se escondió en la sombra.
Siempre respeté la promesa que le hice al descubrirlo... y aun vive de incógnito en mi pieza.